E VA L U A C I Ó N E D U C A T I V A
¿Qué es una evaluación?
El autor García Ramos nos menciona que una evaluación es una actividad o proceso sistemático de identificación, recogida o tratamiento de datos sobre elementos o hechos educativos, con el objetivo de valorarlos primero y, sobre dicha valoración, tomar decisiones (García Ramos, 1989).
¿y qué es una Evaluación Educativa?
La evaluación educativa es un proceso continuo y personalizado dentro del sistema de enseñanza-aprendizaje cuyo objetivo es conocer la evolución de cada estudiante para, si es necesario, adoptar medidas de refuerzo o de compensación para garantizar que se alcanzan los objetivos educativos definidos para su nivel. Es, por tanto, una herramienta de gran utilidad para tomar decisiones pedagógicas para mejorar el desempeño de un estudiante.
Importancia de una evaluación dentro del aula de clases
L A I N C L U S I Ó N E D U C A T I V A
La inclusión educativa es definida con esta cita incluida en el documento de la UNESCO (B. Lindqvist, UN-Rapporteur, 1994):
Todos los niños/as y jóvenes del mundo, con sus fortalezas y debilidades individuales, con sus esperanzas y expectativas, tienen el derecho a la educación. No son los sistemas educativos los que tienen derecho a cierto tipo de niños/as. Es por ello que es el sistema educativo de un país el que debe ajustarse para satisfacer las necesidades de todos los niños/as y jóvenes
La UNESCO, además, expone que la inclusión consiste en:
El proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación. Involucra cambios y modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión común que incluye a todos los niños/as del rango de edad apropiado y la convicción de que es la responsabilidad del sistema regular, educar a todos los niños y niñas.
E S T R A T E G I A S1. Conoce a tus alumnos. Es fundamental que el docente conozca bien las posibilidades de acción de cada uno de sus alumnos. Evaluar al comienzo de cada curso, y al comienzo de cada unidad supone un factor determinante a la hora de graduar los diferentes tipos de actividades que se van a proponer en clase. No todos los alumnos se encuentran en la misma situación de la pirámide y no todos trabajarán de la misma forma.
2. Diseña la tarea con sus actividades correspondientes, delimitando un eje central de actuación que determine las actuaciones necesarias para alcanzar el producto final y/o resolver el reto o pregunta propuesto. Este proceso nos servirá de base para reajustar la propuesta de actividades en función de los diferentes niveles de ejecución.
3. Ajusta el diseño de las actividades a las habilidades de tus alumnos. Propón diferentes formas de abordar los mismos contenidos principales de la Unidad. Para ello aborda el contenido desde los seis planos y deja que tus alumnos se sitúen en aquellas actividades que pueden hacer. En este punto es donde podemos caer en la denominada “pereza docente” a la hora de buscar y definir multitud de actividades. Para ello os proponemos recurrir a los BANCOS DE RECURSOS de diferentes páginas webs donde podréis descargar actividades, fichas, vídeos, juegos, audios,…, para incorporarlos a cada grupo propuesto.
4. Sitúa a cada alumno ante las actividades programadas. Es importante que las diferentes habilidades y capacidades de todos tus alumnos encuentren un modelo de actividad accesible para ellos, que les permitan trabajar, participar y progresar en sus aprendizajes.
5. Aporta a las actividades todos aquellos elementos de acceso que las necesidades educativas de tus alumnos requieran. De esta forma conseguirás romper las barreras (cognitivas, físicas, sociales, sensoriales, comunicativas…). Logra que tus actividades sean accesibles para todos.
6. Evalúa a los alumnos de forma grupal y personalizada. Realiza diferentes niveles de desempeño o de logro de los aprendizajes evaluados por cada estándar o indicador de evaluación. El indicador puede ser alcanzando desde diferentes niveles de logro, manteniéndose constante en los diferentes alumnos y posibilitando así el ajuste de la propuesta curricular, y no la adaptación del indicador o estándar “recortando” contenidos implícitos.
1. Conoce a tus alumnos. Es fundamental que el docente conozca bien las posibilidades de acción de cada uno de sus alumnos. Evaluar al comienzo de cada curso, y al comienzo de cada unidad supone un factor determinante a la hora de graduar los diferentes tipos de actividades que se van a proponer en clase. No todos los alumnos se encuentran en la misma situación de la pirámide y no todos trabajarán de la misma forma.
2. Diseña la tarea con sus actividades correspondientes, delimitando un eje central de actuación que determine las actuaciones necesarias para alcanzar el producto final y/o resolver el reto o pregunta propuesto. Este proceso nos servirá de base para reajustar la propuesta de actividades en función de los diferentes niveles de ejecución.
3. Ajusta el diseño de las actividades a las habilidades de tus alumnos. Propón diferentes formas de abordar los mismos contenidos principales de la Unidad. Para ello aborda el contenido desde los seis planos y deja que tus alumnos se sitúen en aquellas actividades que pueden hacer. En este punto es donde podemos caer en la denominada “pereza docente” a la hora de buscar y definir multitud de actividades. Para ello os proponemos recurrir a los BANCOS DE RECURSOS de diferentes páginas webs donde podréis descargar actividades, fichas, vídeos, juegos, audios,…, para incorporarlos a cada grupo propuesto.
4. Sitúa a cada alumno ante las actividades programadas. Es importante que las diferentes habilidades y capacidades de todos tus alumnos encuentren un modelo de actividad accesible para ellos, que les permitan trabajar, participar y progresar en sus aprendizajes.
5. Aporta a las actividades todos aquellos elementos de acceso que las necesidades educativas de tus alumnos requieran. De esta forma conseguirás romper las barreras (cognitivas, físicas, sociales, sensoriales, comunicativas…). Logra que tus actividades sean accesibles para todos.
6. Evalúa a los alumnos de forma grupal y personalizada. Realiza diferentes niveles de desempeño o de logro de los aprendizajes evaluados por cada estándar o indicador de evaluación. El indicador puede ser alcanzando desde diferentes niveles de logro, manteniéndose constante en los diferentes alumnos y posibilitando así el ajuste de la propuesta curricular, y no la adaptación del indicador o estándar “recortando” contenidos implícitos.
L A S H E R R A M I E N T A S T E C N O L Ó G I C A S
Las TIC se consolidan como recursos al servicio de la atención a la diversidad, propiciando una adecuada adaptación a las características del alumnado y a sus necesidades concretas (Consejo Nacional de Educación, 2015). En este sentido, el uso de las herramientas tecnológicas brinda la posibilidad de crear oportunidades para atención a los diversos estudiantes con necesidades específicas. Su aplicación contribuye a la construcción de un espacio educativo que minimiza las barreras al aprendizaje, participación y comunicación, además porque permite acceder, adaptar, apropiarse de herramientas que conllevan a innovar nuevos usos de la tecnología y a combinar las modalidades (Adell, 2004).
Por su parte, Cabero (1999) y Cabero (2008) mencionan como beneficios de las herramientas tecnológicas en relación con la atención a la diversidad: contribuyen a superar limitaciones provenientes de discapacidades cognitivas, sensoriales y motóricas; brindan un feedback inmediato; promueven la comunicación sincrónica y asincrónica; resguardan un modelo de comunicación y de formación multisensorial; propician una formación individualizada (cada alumno avanza según su ritmo); incrementan la independencia y autonomía; evitan la marginación (brecha digital); facilitan la inserción sociolaboral del alumnado con dificultades específicas; proporcionan momentos de ocio; acercan al mundo científico-cultural; favorecen la disminución del sentido de fracaso académico y personal (mayor motivación por parte del alumnado); y pueden ser excelentes simuladores de la realidad. Las nuevas tecnologías por sí solas no ocasionan efectos significativos.
Al respecto, Arnaiz (2012) afirma que la escuela del siglo XXI debe promover una educación democrática e inclusiva que garantice los principios de igualdad, equidad y justicia social para todos los alumnos. Bajo el lema de una educación inclusiva, el uso de las TIC favorece el uso de herramientas multimedia e interactivas que poseen un rol preponderante en la individualización de la enseñanza, mediante la presentación de los contenidos dinámicos, atractivos y personalizados.